El Reino de Dios. Haskell: «Viaje más allá de las palabras». Un Curso de milagros RELOADED Leave a comment
[Podéis mirar en la página donde recopilaremos las entradas sobre Haskell y M. Perron, para encontrar los enlaces a los textos de sus transmisiones traducidos, etc. —con la traducción que estamos retocando aquí con ayuda del texto en inglés, etc.]
Seguimos retocando esta traducción.
Después de nuestros pequeños comentarios, en el pasado marzo del 2014 (ver índice) sobre algunos de los pasajes más importantes de este texto de la voz a través de Haskell (sobre “valores”, “pasado”…)… nos viene que ni pintado este precioso capitulillo de Viaje más allá de las palabras.
Esta transmisión, maravillosa (muy clarificadora y directa), aparenta haber sido dada claramente por la misma voz o espíritu (un Yo en la Unidad) que dictó Un Curso de milagros (UCDM), y que habló desde la personalidad de Jesús.
Pese a que no estamos cambiando sistemáticamente la traducción encontrada…, sí que suele haber, en casi todos los capítulos, arreglos muy importantes que hacer —en esta traducción que encontrábamos en internet en febrero de 2013.
La siguiente parte de este texto sirve como acompañamiento —más o menos— para las lecciones 232 a 238 del libro de ejercicios de Un Curso de milagros (UCDM) (según las indicaciones del propio Haskell en su texto publicado).
Los paréntesis con números —tal que así (22)—, y si los números no van precedidos por la “L” mayúscula… se refieren a notas que indican pasajes del texto de UCDM que no es el libro de ejercicios (citas que pondremos en algún lado).
Los números precedidos por la L, se refieren a lecciones del libro de ejercicios.
El Reino de Dios [lecciones 232 a 238]
Saludos de nuevo. Soy Jesús. Vengo hoy a seguir nuestra conversación
Hoy te hablaré del Reino de Dios. Definitivamente, eso es todo de lo que hablamos. Porque el Reino de Dios es la meta, el resultado final, el estado hacia el cual te diriges cuando avanzas a través de tu viaje en esta tierra.
Pero, lo más importante, y que hemos dicho de diferentes maneras y que nunca será suficientemente enfatizado, es que el Reino de Dios simplemente ES. El Reino de Dios no es un estado al cual tú vas. El Reino de Dios no es algo que algún día alcanzarás. El Reino de Dios, más bien, es tu estado natural. Porque fuiste creado parte de ese Reino. Y la voluntad de Dios exige que nunca lo abandones. Y sobre eso no tienes elección.
El Reino de Dios ES lo que tú eres. Y tu existencia, en realidad, es una expresión de ese Reino.
Realmente… ¿qué es el Reino de Dios? Definitivamente el Reino de Dios no puede ser definido, no puede ser conocido por ti en esta tierra, no puede ser totalmente experimentado, mientras aún vivas en forma humana. Sin embargo no te desalientes por ese hecho. Simplemente comprende que son solo las limitaciones de esta humanidad que compartes, lo que hace imposible para ti, experimentar totalmente el Reino de Dios aquí. Te hablaré ahora, en palabras, de manera que con ellas puedas experimentar eso que es próximo al Reino de Dios.
EN UNA SOLA PALABRA, EL REINO DE DIOS ES LIBERTAD. El Reino de Dios es libertad en un sentido tan amplio, tan sin ataduras y sin obstáculos, que aquellos que andan por esta tierra no pueden comprenderla plenamente. Y de nuevo, no te descorazones. Porque en esta tierra la libertad es un estado al que puedes acercarte y encontrarlo. Y tu libertad será tu paz y tu alegría, mientras elijas estar aquí.
El Reino de Dios es libertad. El Reino de Dios es Amor. Y como he dicho, muchas veces antes, el Amor es, en verdad, libertad —y realmente nada más.
¿Qué es la libertad de la cual hablo? La libertad, que es la esencia, la marca de pureza del Reino de Dios, es tu poder creativo, dado a ti por Dios. Esa libertad es el poder creativo que te permite ser y experimentar todo lo que puedas imaginar.
En el Reino de Dios, por supuesto, no hay tiempo. Pero tú en esta tierra, todavía piensas en términos de tiempo. Así, esta libertad de la cual hablo es tu libertad de creación, para hacer y experimentar cualquier cosa que desees, en cualquier momento que desees experimentarlo, mientras elijas hacer eso, en este mundo de tiempo.
El Reino de Dios es libertad en un sentido que es absoluto. Si Dios te hubiera creado con restricciones, y también a semejanza de sí mismo, entonces, Dios Mismo, sería limitado y no sería libre. Te aseguro que este no es el caso, y que esto no ha pasado. Dios te creó como Él Mismo, libre y sin ataduras. Tal es tu libertad, y en el sentido de tu tiempo, lo será así por siempre. Sobre eso no tienes elección.
En realidad, te aseguro que en el Reino de Dios todo lo que experimentes siempre es la expresión de tu capacidad creativa, manifestándose a sí misma con cualquier cosa que desees imaginar. Y eso es exactamente lo que encuentras representado en tu vida aquí, en esta tierra, o en tantas más vidas como imagines que has elegido vivir en esta tierra. Cada una de ellas, cada momento que experimentas, es la expresión absoluta y completa, en una forma elegida por ti, del poder creativo dado a ti por Dios. Es por eso que te he dicho muchas veces antes que nada puede sucederte en tu vida que no sea completa y totalmente tu propia elección.
Debido a que tú ERES el Reino de Dios, nada puede ser nunca parte de tu experiencia a menos que tú, con tu poder creativo, en primer lugar, imagines que eso es así, y, en segundo lugar, elijas experimentarlo. Verdaderamente, este viaje, en tu tierra, con toda su lucha, dolor, sufrimiento y miseria… todo eso… es lo que tú has imaginado y elegido experimentar. Y, en parte, con un buen motivo. Dios en su propia libertad te creó libre. Tu eres espíritu, sin ataduras, libre, más libre que el viento, capaz de ser y experimentar cualquier cosa que desees. Y toda la Creación comparte contigo, con deleite, cualquier cosa que desees imaginar y experimentar.
Entonces… ¿de qué trata esta tierra? Esta tierra y todos sus afanes son el resultado de ti mismo, en tu libertad, imaginando como sería estar separado del resto del universo, del resto de la Creación. Así, todos los que habéis venido aquí estáis jugando a eso, en vuestra Unidad. Y vuestra creatividad es tan real y tan efectiva, que aquellos que están aquí, la mayoría, verdaderamente creen que esta experiencia es real.
En verdad, te aseguro que te reirás conmigo cuando veas la verdad de esta ilusión. Y con una sonrisa serás libre.
¿Cómo es que algunos de ustedes eligen estar en este mundo de miseria, esfuerzo, miedo y muerte? Si eres, en verdad, libre, ¿por qué haces esto? La respuesta la obtenemos, una vez más, de tus valores. Recuerda que cuando valoras algo, crees que su presencia en tu vida es necesaria para poder ser feliz, estar en paz, e incluso para tu existencia. Y cuando crees eso dentro de tu ser, le has dado una realidad imaginaria a aquello que crees necesitar. Pero también has creado miedo y tu propia muerte.
¿Alguna vez has pensado lo que es realmente este miedo? Porque he dicho que hay solo dos emociones, amor y miedo. Y he dicho que el amor es libertad. Entonces ¿qué es el miedo realmente? MIEDO ES EL SENTIMIENTO QUE TU TIENES CUANDO ANTICIPAS LA PÉRDIDA DE ALGO QUE VALORAS. ¿Cómo puede uno liberarse del miedo? Es simple, ¿o no?: liberándose de su valorar. Eso es todo. Deja ir tus valores, todo lo que estimas que es necesario para poder SER. Deja ir esos valores, y serás libre. Y cuando lo hagas, extenderás tus alas y volarás hacia un mundo de amor, hacia el Reino de Dios.
Quizá sientas que es muy difícil imaginarte amando sin valorar. En verdad, aquellos que están en este mundo pueden encontrar muy difícil imaginarse amando sin valorar. Pero te aseguro que en el Reino de Dios no es posible amar y valorar al mismo tiempo. Cuando valoras algo, cualquier cosa, tienes un sentido de NECESITAR cualquier cosa que ello sea. Tienes ese sentido de necesitar que algo SEA cierta cosa…, o que algo SEA de una cierta manera… para que TÚ puedas ser lo que tú deseas ser. Por tanto, te limitas y te colocas en una prisión.
De tal modo, siempre que quieres que otro ser u otra circunstancia SEAN de una cierta manera, la cual TÚ defines, entonces, estás queriendo negarle la libertad a esa persona, o a esa circunstancia. Y, cuando le niegas la libertad a otro, estás diciendo esto dentro de tu alma… “NO DESEO QUE SEAS LIBRE”, “ni deseo, YO MISMO, ser libre.” Pero imagina que Dios Mismo, cuando Él te hizo Su Hijo y co-creador de Todo Lo Que Es… imagina que Él dijera… “Yo te creé a ti el Hijo de Dios…, EXCEPTO PARA…”. Y entonces pusiera restricciones a lo que podrías hacer o ser. Así, tú ya no serías libre, Y TAMPOCO LO SERÍA DIOS MISMO. Dios, en Su sabiduría, sabía esto, y te hizo libre.
Todavía eres libre de imaginarte esta tierra por entero… tan real… que pareces venir aquí y luchar con toda su existencia. Pero, en realidad, no puedes cambiar lo que tú eres, aunque sí ERES libre de IMAGINAR cualquier cosa que desees SER. Tal es la libertad que Dios te ha dado.
Y, te pregunto ahora, ¿tus hermanos merecen algo menos de lo que Dios te ha dado a ti? Cuando tú valoras, estás diciendo, definitivamente, a otro ser o circunstancia, “yo quiero que tú seas libre, EXCEPTO PARA…”. Entonces, pones los límites. Y luego colocas los barrotes de la prisión. Y, mientras más larga es la lista de los “EXCEPTO PARA…”, menor es el amor que puedes conocer.
La única forma, la ÚNICA forma, en que puedes conocer y experimentar el amor verdadero, es conocer y experimentar la libertad real. Y la única manera en que puedes experimentar la verdadera libertad es dando una absoluta libertad a todos los seres, SIN EXCEPCIONES. Y la única manera en que tú puedes amar así, es no valorando.
El Reino de Dios, es en verdad, parecido al tiempo de juego de los niños pequeños. Porque estos niños crean con su imaginación cualquier cosa que deseen imaginar; no se atan a esas cosas, no lloran cuando las imágenes pasan; simplemente las dejan ir, y se mueven hacia otras fantasías. Y esta es la meta de Dios para todos y cada uno de ustedes.
¿Cómo es que puedes llegar a sentirte confortable y libre amando sin valorar? La respuesta es esta, y escúchame bien porque esto es lo que necesitas saber, dentro de tu ser: como Hijo de Dios, como co-creador con Dios, SIEMPRE experimentas, en cada momento, EXACTAMENTE lo que tú eliges experimentar. Y cualquier cosa que imagines SERÁ lo que tú experimentes. Y toda la Creación lo celebrará contigo.
Intenta ahora, por un momento, ir más allá de tus pensamientos hacia la experiencia. Trata de sentir como sería ser tan libre que tú SUPIERAS que en CUALQUIER instante de tu tiempo podrías experimentar EXACTAMENTE lo que eligieras experimentar, sin limitaciones ni restricciones. ¿Cuál sería entonces el propósito de valorar algo? Puesto que valorar DEBE estar asociado al miedo, a tu miedo a que algo deje de existir.
Entonces, trata de darte cuenta dentro de tu ser como sería saber que, si tuviste una experiencia particular que te gusta…, eres libre de experimentarla, re-experimentarla… y volver a experimentarla…, tantas veces como tu desees… y exactamente la misma experiencia. Y nada en toda la Creación puede detenerte de hacer esto, o te lo puede quitar.
Todo lo que experimentas viene de dentro de ti. No hay circunstancia externa a ti que pueda controlar lo que haces o sientes; y ESTO es lo que te hace libre.
Entonces, trata de imaginar dentro de tu ser la confianza, la libertad que sentirías al saber que cada instante eres libre de experimentar exactamente lo que elijas. Si has tenido una experiencia de amor, como tú lo llamas…, la cual deseas re-experimentar, lo puedes hacer en cualquier momento. Y nada puede detenerte de tener esa experiencia. Nada, excepto tu valorar y tu miedo. Incluso ocurre así con las experiencias en este mundo, en este plano físico: que eres libre de experimentarlas y re-experimentarlas tantas veces como tú quieras. Y nada te puede detener, excepto tus valores y el miedo que les sigue.
Ahora viene un comentario importante: en tu valorar y el temor subsiguiente, siempre insistes en la FORMA. En el mundo del Espíritu, la forma no existe, solo el CONTENIDO. Pero tú, en este mundo, cuando experimentas lo que llamas amor físico, siempre pareces creer que ese amor se perdería a menos que la FORMA se mantenga por la presencia de ciertos cuerpos —los que tú has elegido. Nada está más lejos de la verdad para que eso sea necesario.
Porque la esencia es el sentimiento y la experiencia. Y en la medida en que tú desees experimentar amor, de la manera que elijas, puedes experimentarlo en tanto te liberes de los valores que exigen esa determinada forma que tú eliges.
Así, como decíamos… toma tus pensamientos, relájate y déjalos ir. Porque cuando los dejas ir, dejas ir tu deseo y exigencia de una forma especifica, así como los valores que acompañan a este deseo. Y luego el universo entero, en toda su Unidad, se apresurará a llenar tu ser con todo aquello que tú deseas experimentar, o con cualquier cosa que puedas imaginar.
Entonces, ¿qué es el Reino de Dios? Es tu estado natural. Es lo que eres. Es tu libertad, sin ataduras y sin trabas, para experimentar cualquier cosa que puedas imaginar, en cualquier momento y tanto como tú quieras.
Y, la vía de entrada a través de la cual llegas al Reino de Dios, cosa esta que puedes realizar en un instante sí así lo eliges… es la vía en la cual te desprendes de tus valores y el miedo que viene con ellos.
Puesto que lo que ocurre entonces es que pasas a un mundo de libertad y a un mundo de amor verdadero, en el cual darás absoluta libertad a cada ser y circunstancia en tu vida. Por tanto, experimentarás para ti mismo esa misma absoluta libertad. Y, sin tus valores, el universo por completo, con gran amor, se apresurará a llenar tu ser con cualquier cosa que desees.
Bendiciones para todos. Eso es todo.
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