Efectos del silencio.
a) En primer lugar, nuestra mente se aclara, se armoniza y se ahonda.
Nuestra vida es una permanente "centrifugación" hacia nuestro exterior
de todas nuestras impresiones, ideas, datos, en una constante mezcla
entre sí. En el silencio permitimos que
todo esto se pose y se estructure por sí mismo. En el silencio
conseguimos que nuestra consciencia capte lo que existe en profundidad
detrás de las capas más aparentes de nuestra mente, de nuestra
afectividad y de toda nuestra sensibilidad.
b) En el silencio,
por el hecho de ahondar el punto de la consciencia, aumenta la potencia
de nuestra mente y de toda nuestra personalidad de un modo
extraordinario. Gracias al silencio se desarrolla nuestra sensibilidad
interna, es decir, que nos capacitamos para afinar nuestra percepción,
percepción sutil. Esta percepción abarca, en las vías supraconcientes,
todas las vías intuitivas. En las vías conscientes, el poder captar en
profundidad el presente de la persona y sus situaciones. Y, a nivel
subconsciente, nos vincula con toda la vida en cualquiera de sus formas y
manifestaciones.
c) Percibimos, descubrimos, vivenciamos esta
unidad profunda que hay detrás de toda la multiplicidad de formas y
manifestaciones. Lo vivenciamos como experiencia y deja de ser una idea o
creencia.
d) Gracias al silencio profundo viene la paz. La auténtica paz, la paz de la que surge luego toda actividad.
e) Nos conduce a la realización de la identidad propia que hay en cada
uno de nosotros. Nos lleva a descubrir la persona que se encuentra
detrás de todas las manifestaciones personales y a la persona que está
detrás de todas la manifestaciones que atribuimos al exterior.
f) Gracias al silencio podemos acumular fuerzas físicas, afectivas, mentales y espirituales para la acción posterior.
g) Nos ponemos en sintonía con el poder creador único, y éste se
expresa entonces en nosotros y a través de nosotros. Descubrimos que
nosotros somos expresión de algo que está más allá de nosotros y que
esta consciencia de realidad de lo que está más allá es algo siempre
nuevo, siempre diferente, y no obstante, siempre idéntico.
Es
decir, que el silencio es el campo más revolucionario de la vida. Así,
nuestra vida, al abrirse al silencio y al vivir desde el silencio es, en
sí misma, una creación constante. Ya no somos nosotros quienes quieren
producir un resultado, somos la creación. Todos nuestros actos se
convierten en una expresión de este proceso creativo. Ya no vivimos
pendientes de juicios, de objetivos, vivimos descubriendo en cada
momento esta profundidad inmensa del instante que, también en cada
momento, se derrama, se vierte al exterior de un modo totalmente nuevo,
imprevisto, creativo. Todos los actos de la vida se convierten en actos
de una importancia total, porque dejamos de tener preferencia respecto a
las cosas, respecto a los objetivos. Dejamos de comparar y de juzgar
porque descubrimos que lo esencial es esta Realidad que se está
expresando. Lo que da sentido a las cosas no son las cosas, ni las
consecuencias de las cosas, sino la razón de ser, el por qué de las
cosas. Y este por qué o razón de ser es esta presencia inmutable y
eterna que está detrás de cada momento de manifestación. En ese
instante, los actos más pequeños de nuestra vida, los más elementales,
como las cosas más grandes, todo tiene la misma trascendencia, porque
todo parte de la misma realidad eterna.
Vivir de esta manera
implica vivir en una unidad constante con todo, porque todo es expresión
en el instante de la misma fuerza que nos está animando a nosotros
mismos. Lo que nosotros vivimos como "yo" y lo que vivimos como mundo
son dos aspectos de la consciencia total. En lo sucesivo, cuando
miramos, por ejemplo, a la naturaleza, no necesitamos catalogarla,
ponerle nombres, diferenciarla o compararla, ni con otra naturaleza ni
con nosotros mismos. La percepción, el sujeto y la cosa percibida forman
una sola unidad, un campo único. Deja, pues, de existir esta distinción
de sujeto-objeto presente en el mundo ordinario y todo se convierte en
un inmenso campo de consciencia expresión constante de esta Realidad
eterna.
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