Los hermanos de Jesús
This entry was posted on septiembre 25, 2012, in Jesús, María, para Católicos, para Protestantes and tagged Código Da Vinci, familia, lenguaje. Bookmark the permalink. 13 comentarios
Aunque no existen razones ni lógicas, ni
históricas, ni religiosas, ni sociales, ni culturales por las que María
no debiera haber tenido más hijos después de Jesús, no hay ninguna
prueba clara de que Jesús no fuera hijo único. Y el tema no es baladí;
para católicos, ortodoxos y algunas otras denominaciones, el hecho de
que Jesús tuviera hermanos complicaría la creencia de que María no sólo
era virgen cuando quedó embarazada de Jesús (eso hubiera bastado para
cumplir la profecía), sino que lo siguió siendo después. “María siempre
virgen” es el dogma mariano más antiguo de todos. Para muchos
protestantes, demostrar que un dogma católico-ortodoxo es falso sería
una gran oportunidad para deslegitimizar ambas iglesias. También creen
algunos que si demuestran que María no fue siempre virgen quedaría así
invalidado el dogma de la infalibilidad papal, aunque ahí se equivocan,
pues tal dogma no fue declarado por un papa, sino por la Iglesia antigua
en un concilio universal.
Por eso para creer que Jesús tuvo
hermanos no bastan opiniones, se necesitan pruebas irrefutables o al
menos tan sólidas como para echar por tierra la creencia tradicional. El
ambiente está caldeado. Veremos qué dice la Biblia y la historia sobre
el tema, pero antes vamos a ver cuáles son las diferentes posturas al
respecto.
Las diferentes posiciones
Iglesia Ortodoxa:
María es la siempre virgen, los hermanos de Jesús eran hijos de un
matrimonio anterior de José, por tanto eran legalmente hermanos de
Jesús, aunque no compartían con él ni padre (el Espíritu Santo) ni madre
(María la virgen).
Iglesia Católica:
María es la siempre virgen, los hermanos de Jesús en realidad eran
parientes, no “hermanos” en nuestro sentido literal del término.
Iglesias protestantes:
Muchas de ellas consideran que los hermanos de Jesús eran sus hermanos
carnales, pero no hay unanimidad. En realidad serían medio-hermanos por
parte de María (hijos de ella con José, pero no del Espíritu Santo).
Aunque en la época de la Reforma se aceptaba la idea tradicional de que
María permaneció siempre virgen, en épocas posteriores, con lecturas más
literales, se fue extendiendo entre los protestantes la idea de que
estos hermanos eran carnales y por tanto también hijos de María. Es de
notar que los grandes reformadores (Lutero, Calvino y John Wesley)
creían en María la siempre virgen, y por tanto negaban que hubiera
tenido más hijos.
Iglesia anglicana:
La Iglesia Alta coincide con la postura católica y la Iglesia Baja
coincide con la protestante. En la Iglesia Episcopaliana y en la
Luterana también observamos la misma división de opiniones.
Ateos:
Los estudiosos bíblicos ateos no encuentran en la Biblia datos
concluyentes en uno u otro sentido, así que generalmente consideran que
si se les llaman “hermanos de Jesús” probablemente lo serían (bien como
hijos de José y María o sólo como hijos de José), aunque la
interpretación de “parientes” también es posible.
.
Y estos son los hechos
1- textos bíblicos: los
hermanos (y hermanas) de Jesús son mencionados en varias ocasiones y los
encontramos en los cuatro evangelistas. Veamos algunos ejemplos:
pero no podían acercarse a él debido al gentío.”
Marcos 6:3 “¿No es éste el
carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y
de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros?». Y Jesús era para
ellos un motivo de escándalo.”
Juan 2:12 “Después de esto Jesús bajó a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos; pero no se quedaron allí muchos días.”
Mateo 28:10 “Entonces Jesús les dijo: No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.”
Hechos 15:13 “Cuando terminaron de hablar, Jacobo, hermano de Jesús, tomó la palabra y dijo…”
Gálatas 1:19 (San Pablo:) “No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor.”
En los cuatro evangelios y en Hechos se habla de los hermanos de Jesús,
aunque sólo en Hechos se habla de “Santiago (= Jacobo), hermano de
Jesús”, que además es identificado como el obispo de Jerusalén. La
mayoría opina que no está claro en Hechos si este obispo hermano de
Jesús es el apóstol Santiago (el Menor) o una persona diferente.
2- texto judío del siglo I: En el año 93, el historiador judío-fariseo Flavio Josefo menciona la
muerte de Santiago de esta manera: “Ananías era un saduceo sin alma. Convocó astutamente al Sanedrín en el momento propicio. El procurador Festo había fallecido. El sucesor, Albino, todavía no había tomado posesión. Hizo que el sanedrín juzgase a Santiago, hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados.” (los historiadores fechan este martirio en el año 62)
4- arqueología: A finales del siglo XX es hallado en Jerusalén un osario de piedra con la
inscripción
aramea: “Ya’aqob bar Yosef ajui di Yeshúa” (Jacob, hijo de José,
hermano de Jesús)”. Los expertos datan el osario como del año 63 (lo que
más o menos coincide con la fecha que dan los historiadores para la
muerte de Santiago).
Nota: Expliquemos que “Yaaqob” se
transcribe en latín como “Iacobus”, que dio en castellano “Jacobo”
(inglés James, italiano Giacomo, francés Jacques). En catalán dio
“Jaume” que pasó luego también al castellano como “Jaime”. En leonés sin
embargo dio “Yago” y al apóstol se le conocía pues como “Sant Yago”, lo
que acabó por considerarse un solo nombre, “Santiago” (por eso decimos
“San Pedro” o “San Juan”, pero no “San Santiago”, pues el “san” lo lleva
ya incluido). En otras zonas se dividió mal y nos dio “San Tyago”, y de
ahí viene el antiguo nombre “Tiago” y su forma castellanizada “Diego”.
Así que en la mayoría de las traducciones bíblicas en español se nos
habla de “Santiago”, pero algunas usan la más fiel de “Jacob” (por eso
al Camino de Santiago se le llama también la Ruta Jacobea).
Vistos estos datos parece lógico pensar
que Jesús tenía hermanos, uno de los cuales era Santiago, el que lideró
la iglesia de Jerusalén tras su muerte.
.
– Argumentos a favor y en contra –
1- María y Juan.
“Junto a la cruz de
Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de
Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al
discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu
hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel
momento, el discípulo la recibió en su casa.” (Juan 19: 25-27)
María era ya viuda (José sólo aparece en
la infancia de Jesús). Si no tenía más hijo que Jesús y estaba a punto
de perderle a él también, se quedaría sin nadie y sin sustento. Los
huérfanos y las viudas eran los más desamparados de la sociedad porque
se quedaban sin nada (no podían trabajar). Por eso Jesús se asegura de
que, antes de morir, su madre encuentre cobijo en casa de un amigo de
confianza y le pide a Juan que se ocupe de ella. Y efectivamente, tal
como dice la Biblia y la tradición, “el discípulo la recibió en su casa”.
Si tantos hermanos tenía Jesús (especialmente el famoso “Santiago,
hermano de Jesús” que fue obispo de Jerusalén) hubiera resultado del
todo incomprensible que Jesús pusiera semejante empeño en asegurar el
futuro de su madre con un amigo suyo: María se habría ido a vivir con
uno de sus hijos o hijas.
La tradición judía establecía claramente
que si el hijo que se hacía cargo de una viuda moría, el siguiente
hermano en orden de nacimiento tenía la obligación de hacerse cargo de
ella. Si Jesús consideró su deber establecer con quién debería vivir su
madre es porque él era quien estaba cargo de ella y, al no haber más
hermanos, decidió encomendarla a su mejor amigo (el discípulo amado).
Si hubiera más hermanos, la tradición judía ya tenía preparado al
hermano siguiente para encargarse de ella, y sería ya suya la
responsabilidad de su madre, no de Jesús; incluso hubiera sido una
intromisión por parte de Jesús hacer planes para su madre ahora que la
custodia estaba ya a punto de pasar a su hermano. El propio hermano
habría tenido el derecho de invalidar la decisión de Jesús en el momento
que éste murió. Y todo esto suponiendo que Jesús fuera el mayor de los
hermanos, porque si hubiera hermanos mayores que Jesús (por ejemplo
anteriores hijos de José), no sería asunto de Jesús opinar sobre el tema
pues la custodia ya estaría en manos del hermano mayor.
Algunos argumentan que Jesús, siendo el
hermano mayor, optó por Juan porque sus hermanos aún no creían en él, y
prefería que su madre viviera con un creyente. Al defender esta idea se
está usando una mentalidad moderna. En la cerrada sociedad semita de la
época, mandar a una viuda de más de 7 hijos e hijas a vivir con un amigo
sería un escándalo, una humillación para la madre y un desprecio
público hacia los hermanos (si fue sin su consentimiento) o un gran
desprestigio (si se lavaron las manos). Se podría alegar que aunque sus
hermanos aún no creían en él, Jesús quizás ya sabía que días más tarde
sí creerían, tal como vemos en Hechos 1:14. Pero aunque no lo supiera,
tras resucitar hizo muchas disposiciones, bien podría haber rectificado
entonces su postura al comprobar que sus hermanos se unían a los
discípulos. Ya no tendría sentido perseverar en su decisión de enviar a
su madre con Juan al precio de llenar a toda su familia de oprobio
(incluida su madre). No se sostiene, especialmente si crees que Jesús
resucitó y se relacionó con los suyos desde la Resurrección hasta su
Ascensión.
Además, si suponemos que por alguna extraña razón María se llevaba mal con todos
sus hijos e hijas y por eso Jesús prefirió encomendarla a Juan,
entonces el admirado Santiago, líder de la iglesia de Jerusalén, hubiera
tenido un prestigio social muy dañado por ser un mal hijo (algo
terrible en aquella época) y por tanto socialmente marcado e
inhabilitado para ser líder ni ejemplo de nada (ese mal hijo que
consiente que su madre tenga que irse con un extraño!). En fin, que si
este argumento no imposibilita la existencia de otros hermanos de Jesús,
en la práctica lo hace muy improbable por razones lógicas, históricas y
sociales. Pero para que este argumento sea sólido hay que demostrar
primero que “hermano” puede significar también “pariente”, con lo cual
Santiago podría ser primo de Jesús sin que ello suponga un error en las
Escrituras.
2- El vocabulario arameo y griego.
“Abram dijo a Lot: «No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre tus pastores y los míos, porque somos hermanos.” (Gen 13, 8)
Pero luego vemos claramente que Lot no era “hermano” sino sobrino de Abraham:
“Esta es la descendencia de Téraj: Téraj fue padre de Abram, Najor y Harán. Harán fue padre de Lot…”(Gen 11, 27).
Así que el decir que alguno era “hermano”
de Jesús no significa necesariamente que fueran hermanos carnales, sino
que estos llamados “hermanos”, eran simplemente familiares: primos,
etc. Esta es la tradición que mantiene la Iglesia Católica: Jesús y
Santiago (y sus otros “hermanos”), eran en realidad parientes, no
hermanos.
Ante este argumento recordaremos primero
que la Iglesia Ortodoxa tradicionalmente considera que San José era
viudo y traía hijos de su matrimonio anterior, que por tanto serían
“hermanos de Jesús”, pero no hijos de María. Este argumento apareció por
primera vez en el siglo II en el evangelio apócrifo llamado “Protoevangelio de Santiago”,
o sea, cuando todavía vivía gente que había conocido a María, así que
parece un argumento sólido, y de hecho fue muy popular hasta principios
del siglo V.
Los estudiosos actuales, sin embargo,
creen que ese mal llamado protoevangelio fue escrito por un cristiano
procedente del paganismo (desconoce las costumbres judías) y que
ignoraba el hebreo, pues utilizó como fuente la Septuaginta (la Biblia
griega de los Setenta). Es muy probable que utilizara también
como fuentes los evangelios de Mateo y Lucas. Aunque recogiera
tradiciones orales fidedignas en más de un asunto, no tendría nada de
extraño que, al ser de origen pagano, malinterpretara el término
“hermano de Jesús” y buscase una explicación lógica para que esa
“anomalía” no entrase en contradicción con la idea de que Jesús era hijo
único. Al fin y al cabo nos encontramos con un texto temprano de gran
valor histórico pero no inspirado, por tanto puede contener errores sin
problema. Como contrapartida también histórica tenemos un texto de
Papías (que veremos más adelante), discípulo de Juan, y que con
anterioridad al llamado protoevangelio nos dejó dicho que esos “hermanos
de Jesús” eran sus primos.
Este argumento ortodoxo, no obstante,
sería válido desde el punto doctrinal católico porque mantendría intacta
la creencia común de que María fue virgen antes, durante y después del
nacimiento de Jesús. Que Jesús tuviese hermanos dificultaría el dogma de
la virginidad continuada de María, pero si tiene hermanastros no
invalida ningún dogma, así que un católico puede pensar, como los
ortodoxos, que Jesús tenía hermanastros sin ningún problema. Sin embargo
la opinión de la Iglesia Católica insiste en que tampoco eran
hermanastros, sino primos; veamos por qué.
Al menos uno de los evangelios (el de
Mateo) parece haber sido redactado originalmente en arameo, aunque sólo
conservamos la traducción griega que él mismo hizo posteriormente. En
ese caso, el griego “adelphos” sería una traducción confusa si lo que
quiere decir es “primos” o “parientes”. Pero el evangelio de Juan
probablemente se redactó en griego y con seguridad lo fue el de Lucas
(pues Lucas es el único que no tenía arameo como lengua materna) y
también ellos utilizan el término griego “adelphos”.
Hay que señalar que el griego koiné usado
en la Biblia no es igual que el griego clásico, ni siquiera igual que
el griego popular nativo, pues está plagado de “sabor” arameo. Los
escritos traducidos del arameo tienen todo el influjo lógico que el
idioma original imprime en su traducción. La versión bíblica usada por
la mayoría de los cristianos fue la ya mencionada Septuaginta (siglo III-II a.C.), traducida del hebreo y el arameo al griego usado como lingua franca
en todo el Imperio Romano Oriental (donde el cristianismo empezó
extendiéndose). No es algo forzado suponer que si los primos bíblicos
son llamados “adelphos” en la Septuaginta, los cristianos usasen
igualmente el término griego con ese sentido bíblico en sus escritos.
Veamos un ejemplo de este manierismo recuperando la cita anterior:
“Abram dijo a Lot: «No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre sus pastores y los míos, porque somos hermanos.” (Gen 13, 8)
Ya hemos visto que la propia Biblia
aclara que Abraham no es hermano de sangre, sino tío de Lot, o sea,
pariente. Veamos ahora cómo se redactó la frase “porque somos hermanos” en el hebreo original y en la traducción griega de la Septuaginta:
Español: “Porque somos hermanos”
Hebreo: כי אנשים אחים (pronunciado: ki anasim ahim)
Griego bíblico: οτι ανθρωποι αδελφοι ημεις εσμεν (transcrito: oti anthropoi adelphoi emeis esmen)
Vulgata latina: et pastores tuos fratres enim sumus.
El hebreo, refiriéndose a “parientes” usa
la palabra “ahim” (plural de “ahu” = hermanos, primos, parientes). El
griego bíblico, a pesar de que tiene una palabra para decir tío, sobrino
o parientes, utiliza un calco del original hebreo y usa la palabra
“adelphoi” (= hermanos de de padre y/o madre) y lo mismo hacen la
versión latina y española. Por lo tanto, cuando los evangelistas se
pusieron a escribir sus libros sobre Jesús, incluso si los redactaron en
griego ya tenían en su cabeza un manierismo bíblico determinado, una
“manera bíblica” de expresarse, en la que “adelphoi” significaba
“hermanos” pero también “parientes”. Si a esto añadimos que incluso
Lucas, el que sin duda escribió en griego, leería la Septuaginta y
aprendió la vida de Jesús a través de sus seguidores judíos, entonces él
traducía las historias arameas al griego, con lo cual también aquí nos
encontramos con el influjo del arameo y el griego bíblico. Si el tal
Santiago era conocido popularmente como “Santiago, el hermano de Jesús”
(en el sentido arameo del término), es normal que Lucas usara la
expresión bíblica con “adelphos” manteniendo el epíteto original. Y si
los evangelistas mantienen el epíteto de “hermano de Jesús”, con mayor
razón lo haría el mencionado historiador judío Flavio Josefo, que sólo
narra los acontecimientos de oídas y lo mismo si lo toma de fuentes en
griego como de fuentes en arameo se encontraría con la misma expresión:
“Santiago el hermano de Jesús”, y así lo reporta él.
Del mismo modo, aunque la Iglesia
Católica siempre ha mantenido que ese “hermano” se refiere a “primo”, la
versión oficial en latín (la Vulgata) no tuvo ningún problema en
traducir ese “ahim” por el latin “fratres” (= hermanos), a pesar de que
también el latín tiene vocabulario más específico. Y dentro de esa
antigua tradición, también en las traducciones españolas tradicionales
usamos “hermano” en lugar de “parientes” sin por ello estar admitiendo
que creemos que “hermano” sea el sentido literal de nuestro idioma.
Podríamos decir sencillamente que todo este asunto se trata de una mala
traducción (en el caso de Abraham, de Santiago y de muchos otros en la
Biblia), pero se traduce así no por error, sino por ser fieles a una
“manera histórica” de traducir.
También en las lenguas modernas, aunque
en mucha menor medida que el griego de la Septuaginta, podemos decir que
hay una “manera bíblica” de expresarse que reconocemos y entendemos.
Por poner un ejemplo típico, citemos el libro de Samuel, cuando Ana,
tras años de ser estéril y de rogar a Dios por un hijo la Biblia nos
dice:
“Elcaná conoció
a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su
debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel,
diciendo: «Se lo he pedido al Señor».” (1 Samuel 1:19)
O en Génesis 4:17 “Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc”
No creo que nadie mínimamente
familiarizado con la Biblia (incluso muchos que no lo están) tenga
problema alguno para entender que cuando la Biblia dice “conocer” se
refiere a “tener relaciones sexuales con”, incluso se hacen chistes con
lo de “¿pero te refieres a conocer en el sentido bíblico?”.
Las traducciones más modernas prefieren decir “se unió a” o algo
parecido, pero podemos ver claramente que aunque en español “conocer” no
tiene un sentido sexual (excepto en la Biblia), del mismo modo aunque
en el griego de la época “adelphos” signifique “hermano”, en el sentido
bíblico se pueda usar sin ningún problema con el sentido hebreo/arameo
de “pariente”, y nadie vio necesario traducirlo de otra forma.
Una objeción que he visto repetidamente
es que si bien en el Antiguo Testamento abunda el uso de “adelphos”
(hermano) para traducir el término semita de “pariente” (ahu), en el
Nuevo Testamento eso no ocurre ni una sola vez, y por ejemplo se refiere
a Isabel como “parienta” de María (συγγενίς, “suggenís”) no como
hermana al estilo semita; por tanto, cuando usa “adelphos” para con
Jesús, lo está usando en sentido griego literal. Pero esta objeción,
demasiado común, es errónea. Se me ocurre al menos un ejemplo en el que
clarísimamente se utiliza en el Nuevo Testamento el término griego
“adelphos” en el estilo semita para referirse a un pariente, no a un
hermano:
“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María esposa de Cleofás, y María Magdalena” (Jn 19,25)
En este caso el texto griego original para “y la hermana de su madre” dice “καὶ ἡ ἀδελφὴ τῆς μητρὸς αὐτοῦ” (kai e adelphé
tes metros autou). Vemos que utiliza el griego “adelphé” (literalmente
“hermana”) para referirse a María esposa de Cleofás. Pero esta María no
podía ser realmente “hermana de su madre” porque entonces
tendríamos dos hermanas con el mismo nombre, y eso es absurdo. Así que
si “la hermana de María” no es hermana sino parienta, lo mismo podría
ocurrir con los llamados “hermanos de Jesús”. Y no olvidemos que estamos
hablando de Juan, que probablemente escribió su evangelio directamente
en griego.
3- La Tradición de la Iglesia Primitiva.
Los protestantes sólo pueden apoyarse en
lo que ven en las Escrituras para sacar sus conclusiones, pero los
católicos tienen, además, la tradición heredada de los primeros
cristianos. Es evidente que no todas las enseñanzas de Jesús, ni todos
sus hechos ni toda la información que los rodea fue recogida en los
cuatro breves evangelios. La misma Biblia lo reconoce:
“Hay también otras
muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una,
pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de
escribir. Amén.” (Juan 21:25)
Pero esas cosas se hicieron ante testigos
que sin duda las trasmitieron oralmente. Sólo posteriormente parte de
la tradición oral se recogió por escrito en los Evangelios. Así que
mucha información de todo tipo (doctrinal e incluso anecdótica) fue
transmitida a los primeros cristianos por parte de los testigos directos
(los apóstoles y la gente que conoció directamente a Jesús y a los
hechos). Por eso esa primera comunidad de fieles estaba en una posición
muchísimo mejor que la nuestra para interpretar lo que los Evangelios
cuentan. Ellos tenían datos y contextos que en las Escrituras no
aparecen. Esa tradición, que las iglesias católica y ortodoxa han
conservado en parte, es de suma importancia para inclinar la balanza en
muchos debates, aunque sólo sea desde una perspectiva puramente
histórica.
“No dudaré en
ofrecerte, ordenadas juntamente con mis interpretaciones, cuantas
noticias un día aprendí y grabé bien en mi memoria, seguro como estoy de
su verdad. Porque no me complacía yo, como hacen la mayor parte, en los
que mucho hablan, sino en los que dicen la verdad; ni en los que
recuerdan mandamientos ajenos, sino en los que recuerdan los que fueron
mandados por el Señor a nuestra fe y proceden de la verdad misma. Y si
se daba el caso de venir alguno de los que habían seguido a los
presbíteros, yo trataba de discernir los discursos de los presbíteros:
qué había dicho Andrés, qué Pedro, qué Felipe, qué Tomás o Santiago, o
qué Juan o Mateo o cualquier otro de los discípulos del Señor;
igualmente, lo que dice Aristión y el anciano Juan, discípulos del
Señor. Porque no pensaba yo que los libros pudieran serme de tanto
provecho como lo que viene de la palabra viva y permanente”
San Ireneo (siglo II) dice que Papías fue
discípulo de Juan, y en verdad, según este fragmento de su libro, así
parece, pues de todos los apóstoles él habla de “qué había dicho X” como
cosas del pasado que le han contado otros, pero luego menciona de nuevo
a Juan diciendo “lo que dice Aristión y el anciano Juan, discípulos del Señor”
en presente y como si aún hablara con ellos o al menos les hubiera oído
hablar directamente. Y en verdad que Juan era el de menor edad y el
único apóstol que llegó a muy anciano; se cree que murió en el 110, con
lo que probablemente aún vivía cuando Papías escribió su exégesis.
Sabemos también que las hijas del apóstol Felipe vivían en Hierápolis en
esa misma época, así que es de suponer que Papías, obispo de esa
ciudad, hablara a fondo con ellas sobre estos temas. Así pues, si Papías
conoció a Juan, el mismo que cuidó de la Virgen, bien podría tener
información privilegiada sobre la familia de ésta. Y así es. Uno de los
fragmentos que conservamos de su obra dice:
“María, la esposa de Cleofás o Alfeo […] fue la madre de Santiago, obispo y apóstol, de Simón, Tadeo y un tal José” (Papías fragmento 10)
Según la lógica católica, si un cristiano
del siglo I de la segunda generación biológica, que muy probablemente
había incluso hablado personalmente con Juan y con las hijas de Felipe,
nos dice que los llamados “hermanos de Jesús” son hijos de María la
mujer de Cleofás, entonces no tiene sentido darle demasiadas vueltas al
asunto, a menos que los Evangelios estuviesen claramente en contra de
tal idea, pero no lo están, es sólo un asunto de ambigüedad que podemos
ver aclarado en el testimonio de Papías.
4- A vueltas con el osario de Santiago.
5- Más hermanos.
Veamos quiénes son el padre y la madre de
los hermanos de Jesús: José, Santiago, Judas y Simón; Estudiaremos el
caso de dos de los hermanos, Santiago y José, pues de ellos tenemos más
de un dato:
“[en la crucifixión] Unas mujeres miraban de lejos. Entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé” (Marcos 15:40, cf Marcos 16:1)
“[en el sepulcro] María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto.” (Marcos 15:47)
“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.” (Juan 19:25)
“Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo” (Mateo 10:2-3)
El apóstol llamado “Santiago el Mayor”
(el patrón de España) se nos dice que es hijo de Zebedeo y hermano de
Juan. El otro apóstol Santiago, llamado “el Menor”, vemos en Marcos que
es hijo de una tal María, madre también de José, que aparece en la
crucifixión y también en el entierro. De las tres Marías que acompañaron
a Jesús durante su muerte, además de Salomé, una es la Virgen, la otra
María Magdalena, y la otra es la comúnmente llamada “la otra María” (así
la llama Mateo en 28:1). Marcos, también en la cruz, nos la identifica
como “María la madre de Santiago el menor y de José”, y en el sepulcro
la identifica simplemente como “María la madre de José”; pero Juan la
identifica como “María, mujer de Cleofás”. Por lo tanto parece claro que
“la otra María” es esposa de Cleofás y madre de Santiago el Menor y de José.
Ahora bien, Juan nos añade otro dato,
María de Cleofás es “la hermana de su madre [de Jesús]”, por lo tanto es
tía de Jesús. Eso significa que su hijo Santiago es primo de Jesús, o
sea, dicho en sentido bíblico Santiago es “hermano de Jesús”. En
realidad podemos hacer la otra deducción lógica antes mencionada: Dos
hermanas no pueden llevar el mismo nombre, sería absurdo y confuso, así
que cuando Juan dice “la hermana de su madre, María”, debe de referirse
en realidad a una prima de María, no a una hermana carnal. Esto
convierte a Santiago el Menor en primo segundo de Jesús, lo cual sigue
siendo “hermano” en sentido bíblico.
Ya tenemos un Santiago, apóstol, que
puede con toda razón ser conocido en la Biblia como “el hermano de
Jesús”. Aún así, algunos dicen que este Santiago el Menor no es el mismo
que el Santiago llamado “Santiago, el hermano de Jesús” (podría tener
un primo llamado Santiago y también un hermano llamado Santiago). No es
imposible, desde luego. Pero es que hemos visto que Marcos nos añade
otro dato familiar: Santiago, el hijo de María de Cleofás, tiene un
hermano llamado José. Por tanto Jesús tiene dos primos llamados José y
Santiago. Pensar que también tenía además dos hermanos carnales llamados
también José y Santiago, como nos ha dicho igualmente Marcos
anteriormente, sería ya excesiva coincidencia ¿No es mucho más sencillo y
lógico pensar que José y Santiago son hermanos de Jesús en el sentido
bíblico de primos?
Ya casi parece que podemos zanjar el
asunto, pero hay un pequeño problema: Mateo, como hemos visto,
identifica a dos apóstoles llamados Santiago, a uno lo llama “hijo de
Zebedeo” (que sabemos que es Santiago el Mayor), y al otro, a Santiago
el Menor, lo llama “hijo de Alfeo”. Si Marcos dice que la madre de
Santiago el Menor es María, que sabemos por Juan que es la mujer de
Cleofás, y Mateo nos dice que la madre de Santiago el Menor es hijo de
Alfeo, entonces nos encontramos con que los padres de “Santiago, el
hermano de Jesús” y de José son Alfeo y María la mujer de Cleofás. Esto
no sería demasiado sorprendente si Santiago fuera un neoyorquino del
siglo XXI, pero las familias de la época no tenían semejantes
desbarajustes. La esposa de Alfeo no puede ser al mismo tiempo la mujer
de Cleofás. ¿Se trata de un error en las Escrituras? Muchos no creyentes
dicen que sí, pero no es así y veremos por qué.
Ya hemos explicado arriba cómo el nombre
hebreo “Yaakob” se puede traducir en español por Jacob o por Santiago.
También el hebreo “Yeshua” es traducido en griego por “Josué” en el
Antiguo Testamento, pero por “Jesús” en el Nuevo. El “Yosef” hebreo se
traduce en la Biblia por “José”, pero el historiador “Yosef ben
Matityahu” es conocido como “Claudio Josefo”, y mucha gente bilingüe
(como sigue ocurriendo hoy) usa un nombre diferente para su segundo
idioma. Y así tendríamos muchos ejemplos. Lo mismo ocurre con el griego.
Cuando los evangelistas escriben en griego, traducen los nombres
hebreos/arameos al idioma griego. No tuvieron que inventarse
traducciones, las traducciones ya existían y, al igual que pasa en
español, no siempre son unánimes. En esa época en Palestina se hablaba
arameo, pero se usaba ampliamente el griego al igual que en todo el
imperio oriental, así que los nombres eran helenizados cuando se hablaba
en griego. También teníamos ya desde hacía tiempo la Biblia traducida
al griego (la Septuaginta), así que existía una traducción bíblica de
nombres hebreos.
Todo esto hace, que tal como ocurre en
español, también en griego haya a veces varias traducciones de un mismo
nombre y también que haya algunos nombres que por la razón que sea se
traduzcan habitualmente por un nombre aparentemente bien distinto, como
pasa en español con Jacob y Santiago o en griego cuando leemos que en
unos evangelios Simón fue llamado “Petros” (Pedro: piedra en griego) y
en otros que fue llamado “Kephas” (Cefás: piedra en arameo), pero tanto
Pedro como Cefás son la misma persona. Según los lingüistas, el nombre
hebreo “Kleopa” era frecuentemente traducido por “Alfeo”, aunque si se
heleniza el original directamente tendremos “Kleophas” (nuestro
“Cleofás”). En tal caso, Alfeo y Cleofás serían la misma persona, es
sólo que los distintos evangelistas han usado diferentes equivalencias
del nombre (a menudo se le identifica con el Cleofás que se encuentra
con Jesús en el camino de Emaús en Lucas 24:18, siendo el otro discípulo
tal vez su esposa María). Por tanto la María prima de la Virgen y madre
de Santiago sería esposa de Alfeo-Cleofás. Todo encaja.
Aún así, algunos dan una explicación más
sencilla. El texto de Juan en realidad dice simplemente “María la de
Cleofás”. La versión que tenemos arriba diciendo “María, mujer de
Cleofás” es la interpretación que normalmente se hace porque la
tradición siempre ha dicho que era esposa de Cleofás. Verdaderamente una
mujer casada se identificaba por el nombre de su marido (lo que
equivaldría hoy a un apellido), pero también era posible identificarla
por el nombre de su padre si el padre era muy relevante y mucho más
conocido que el marido, así que pudiera ser que María fuese esposa de
Alfeo e hija de Cleofás. Sin embargo, el peso de la tradición (ya
documentada desde principios del siglo II por Papías, como vimos arriba)
y la evidencia lingüística de que Alfeo y Cleofás pueden ser
variaciones del mismo nombre hacen innecesaria esta otra interpretación.
6- Santiago, el hermano de Jesús.
“María, la esposa de Cleofás o Alfeo […] fue la madre de Santiago, obispo y apóstol, de Simón, Tadeo y un tal José” (Papías fragmento 10)
Para Papías, que era además obispo de
Hierápolis, donde vivían las hijas del apóstol Felipe, no debía de ser
ningún misterio las relaciones familiares de Jesús. En su testimonio nos
aclara en una sola frase todas las polémicas actuales que tanta tinta
hacen correr y nos dice: que María es la mujer de Cleofás, que Cleofás y
Alfeo son la misma persona, que María y Cleofás son los padres de
Santiago, que ese Santiago es el apóstol (Santiago el Menor) y también
el obispo de Jerusalén (por tanto “Santiago el Justo” es “Santiago el
Menor, no un tercer Santiago), y que todos los citados en el evangelio
como los hermanos de Jesús (Santiago, Simón, Tadeo y José), son hijos de
María la de Cleofás. Lo único que le falta por decir en esta frase es
que María de Cleofás es prima de la Virgen, pero eso ya los sabemos por
los evangelios.
También San Pablo nos menciona una vez a este obispo Santiago en un contexto que puede resultar ambiguo:
“Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días.No vi a ningún otro apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor.” (Gálatas 1:18-19)
Algunos interpretan este pasaje como que
vio a Pedro y no vio a ningún otro apóstol, pero además de ver a Pedro, a
la única persona que vio fue a Santiago. Por tanto Santiago no era el
apóstol. Sin embargo, por enésima vez, nos encontramos con que estos
temas tan delicados no pueden discutirse leyendo nuestras traducciones
bíblicas (de ahí el peligro de intentar interpretar uno mismo el
significado de la Biblia sin la formación adecuada). Una vez más tenemos
que irnos al versículo original en griego para aclarar qué nos dice
realmente Pablo:
Ese “sino solamente a Santiago” está
escrito como “μὴ Ἰάκωβον” (mè Yakobon). La palabra “μὴ” establece una
excepción, una negación sobre lo que anteriormente se ha afirmado. Por
tanto la traducción más clara y exacta sería (como aparece en muchas
versiones modernas):
“Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días.No vi a ningún otro apóstol excepto a Santiago, el hermano del Señor.”
En esta cita resulta bastante evidente
que solo vio a dos apóstoles: Pedro y Santiago, al que llama “el hermano
del Señor”. Por tanto Pablo nos dice que “Santiago, hermano del Señor”,
el que fue obispo de Jerusalén, es Santiago el Menor, no un tercer
Santiago. Y por otras citas ya hemos demostrado que Santiago el Menor es
primo de Jesús, no su hermano carnal.
Otros argumentos
7- En Lucas 2:41ss vemos
la familia de Nazaret: Jesús, María y José. Aquí no se habla de otros
hijos. En ningún relato de la infancia de Jesús aparece ningún otro hijo
(ni en la huída a Egipto, ni cuando Jesús se pierde y es encontrado en
el Templo). Esto hace improbable que José se hubiese casado con María
trayendo ya hijos al matrimonio (como creen los ortodoxos) y también que
José y María tuviesen más hijos después de tener a Jesús.
8- En Marcos 6 se dice
“El hijo de María” no “uno de los hijos de María”; tampoco se menciona
nunca a Jesús como el más importante de los hijos. Siempre es singular
la relación de Jesús con María, Jesús nunca aparece como el mejor, el
predilecto o el más piadoso o popular, simplemente es él y nadie más.
Son los otros los que reciben el título de “hermanos de Jesús”. Al ser
Jesús tan relevante, es lógico que sus parientes sean conocidos por su
relación con él. No olvidemos además que el sentido de la familia es
mucho más amplio en las sociedades semitas de la época que entre los
europeos, y no digamos si los comparamos con nosotros.
9- Algunos protestantes
dicen que puesto que Jesús es el “primogénito” (= el primer nacido,
Mateos 1:25), eso implica que fue el primero de más hermanos. Esto no
tiene tampoco ninguna base lingüística, pues en la Biblia se llama
“primogénito” al primero que nace, independientemente de que después
vengan más hermanos o no. Es un título honorífico que designa al hijo
que heredará ciertos derechos especiales de su padre tal como vemos en
Génesis 25:33, y por tanto un hijo único es, automáticamente, el
primogénito. De hecho un primogénito es siempre, por definición, hijo
único; sólo posteriormente puede o no tener más hermanos. Este título
funciona de la misma manera que “príncipe” en la monarquía española: el
primer hijo del rey es el príncipe heredero, el que heredará el trono, y
los demás hijos serán “infantes”, pero no príncipes. Si un rey tiene un
solo hijo, ese hijo será igualmente “príncipe” (que viene del latín
“princeps”, algo así como “el primero, el principal”), y el primer hijo
es el primero independientemente de que haya o no un segundo y un
tercero.
Otro ejemplo: Abraham tuvo dos hijos,
Ismael y luego Isaac. Estrictamente hablando Ismael sería el
primogénito, pero Dios no considera a Ismael un hijo legítimo porque lo
tuvo con su criada, mientras que Isaac fue el primer hijo que tuvo con
su esposa Sara, de ahí que en la Biblia leemos “Y Dios le dijo: -Toma ahora a tu hijo, tu único (o
“unigénito”), Isaac, a quien amas, vete a tierra de Moriah y ofrécelo
allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” Génesis
22:2. Así pues, Dios consideraba que Isaac era el hijo único de
Abraham, pero por eso mismo Isaac era el primogénito, y como tal Dios
puso a prueba a Abraham pidiéndole que sacrificara al primogénito tal
como era costumbre de hacer en casos extraordinarios por las gentes
paganas de la época. Fue cuando Abraham se dispuso a obedecer ciegamente
a Dios sacrificando a su primogénito cuando Dios le detiene, mostrando
que su propósito no era la muerte de Isaac, sino declarar que los
sacrificios de primogénitos que a veces se hacían en esa época eran
detestables ante Dios, y fueron sustituidos por un sacrificio animal.
En tiempos de Jesús, cuando nacía el primer hijo (no el resto), la ley ordenaba “rescatar al primogénito”
con un par de tórtolas (si era pobre), tal como vemos hacer a José en
el templo. Jesús fue de ese modo rescatado al nacer como primogénito que
era, independientemente de que luego pudieran o no nacer más hermanos.
Este sacrificio no se hacía cuando nacían más hermanos. Otro argumento
en contra de la idea de que José traía hijos de un matrimonio anterior,
pues según la ley judía el sacrificio de las dos tórtolas lo hacían los
padres pobres al tener a su primogénito, y si José tuviera ya otros
hijos Jesús no sería su primogénito (aunque lo fuese de María).
“Ocho
días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se el puso el
nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su
concepción. Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la
purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: “Todo varón primogénito será consagrado al
Señor”. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de
pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.” (Lucas 2:21-22)
Conclusión
En el fondo de toda
esta polémica se halla el dogma de María siempre Virgen. Pero no
olvidemos que la cuestión no es que no podemos pensar que Jesús tuviera
hermanos porque eso chocaría con el dogma mariano, más bien fue al
contrario, el dogma mariano se declaró oficialmente en aquella época
porque los cristianos estaban convencidos de que Jesús era el único hijo
de María. No fue hasta tiempo después de la Reforma protestante cuando
comienza a extenderse la idea de que Jesús pudiera tener hermanos
carnales. No me parece demasiado sensato que cristianos del siglo XVII o
XVIII se atrevan a contradecir lo que los cristianos del siglo II
decían. Esos cristianos primitivos también contaban con los mismos
escritos que nosotros, pero además contaban con el testimonio de gente
que había conocido a la familia de Jesús directamente o de oídas.
Incluso aún vivían los descendientes directos de esa familia de Jesús.
A pesar de todos los
datos, siempre puede encontrar uno un resquicio por el que meterse para
rechazar las pruebas que haya en contra de su creencia previa. Esto es
lo normal, sobre todo cuando los investigadores no se atreven a dar un
veredicto histórico claro. Pero ateniéndonos a las leyes de la
probabilidad, me parece claro que con toda esta información una
conclusión adquiere mucha fuerza frente a las demás. Mi conclusión
personal es que Jesús no tuvo hermanos, todo parece apuntar en esa
dirección. Sin embargo, para un protestante el tema solo tiene una
importancia anecdótica, casi una simple curiosidad que nada cambia,
excepto en caso de que quieran usar este asunto como arma contra la
Iglesia. Para un ortodoxo (igual que para un católico), lo importante es
confirmar que María no tuvo más hijo que Jesús, así no se pone en duda
el antiguo dogma de su eterna virginidad, pero de qué manera se explique
eso (que eran primos o que eran medio-hermanos) no es relevante. Si a
mí me parece importante la conclusión de que esos llamados “hermanos”
eran en realidad primos segundos y no medio-hermanos es simplemente por
amor a la verdad histórica, y porque cualquier detalle que podamos
descubrir sobre Jesús me parece fascinante ¿Cuál es tu conclusión?
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