sábado, 28 de junio de 2014

LA ANTARTIDA








LA ANTÁRTIDA: Los secretos del Continente Blanco
Una de las tantas historias sobre conspiraciones mundiales, es aquella que sostiene que el poderío militar nazi no se extinguió del todo una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, sino que se mantuvieron escondidos en bases secretas construidas en la Antártida. Los que apoyan esta teoría, aseguran que Estados Unidos envió una operación militar relámpago al continente blanco para acabar con el último bastión del Tercer Reich. Según el interrogatorio realizado por los aliados a los tripulantes de los buques alemanes U-530 y U-977, en 1945, reveló que los germanos habían desarrollado enormes complejos subterráneos en la Antártica para la fabricación de aeronaves y otras armas de avanzada tecnología.
Dos años más tarde, los norteamericanos habrían impulsado un gran plan para dar caza a los fugitivos. Se le llamó “Operación Highjump” (Salto de altura), aunque oficialmente este proyecto figura como la mayor exploración científico-militar de los territorios antárticos que fundó los cimientos para bases internacionales. Highjump contó con el liderazgo del almirante Richard Byrd y una tripulación de más de 4.700 hombres, con 33 aeronaves, en 13 barcos incluyendo el rompehielos guardacostas Northwind, un portaaviones (USS Philippine Sea) y un submarino (USS Sennet). En un principio, se había estimado que la duración del proyecto de buscar zonas aptas para edificar bases científicas, sería de 8 meses, pero lo curioso es que todo terminó a las 8 semanas de iniciada la expedición. Los teóricos de los antiguos astronautas sostienen que los campamentos fueron atacados por un poderoso y desconocido enemigo que los obligó a devolverse a casa mucho antes de lo previsto. En lugar de desmentir las considerables pérdidas humanas, el Almirante Byrd se hizo cargo en una conferencia de prensa realizada en chile donde afirmo que su Fuerza Especial estuvo frente a un enemigo nuevo y formidable, capaz de volar desde el polo norte al polo sur a velocidades increíbles”.
Posteriormente, ya de regreso en Washington, el almirante Byrd fue citado por una comisión investigadora del Senado estadounidense. En dicha oportunidad manifestó nuevamente que “en el transcurso de otra guerra, América puede ser atacada por un enemigo que tenga la habilidad de volar de polo a polo a increíble velocidad”. ¿A qué se refería exactamente? Los teóricos de los antiguos astronautas también afirman que EE.UU. combatió contra los nazis en territorios cercanos al Polo Sur. Pero básicamente, su tesis, va aún más allá. Cuando sostienen que los diversos militares e historiadores rusos que investigaron el hecho expresaron que los estadounidenses se enfrentaron a los nazis en 1947 en la Antártida y sugieren que los últimos dos submarinos germanos sobrevivientes a la batalla fueron posteriormente hallados en la bahía de Buenos Aires, Argentina. Además, señalan que los
nazis, influenciados por sociedades secretas esotéricas como la Thule y la Ahnenerbe, intentaron comunicarse con entidades extraterrestres por medio del contacto telepático. Gracias a las supuestas canalizaciones efectuadas por ciertos médiums, obtuvieron valiosa información con la cual el connotado científico alemán Víctor Schauberger (puesto casi a la misma altura de Nikola Tesla, el “padre de la energía eléctrica alterna”), habría conseguido desarrollar platillos voladores (hoy llamados “ovnis”) con los cuales pretendían ganar la II Guerra mundial. Sin embargo, cuando ya tenían listos los primeros prototipos, el ataque aliado era inminente y decidieron que lo mejor era llevarse antes sus naves al refugio que tenían en tierras australes. Otro increíble dato entregado por los teóricos de los antiguos astronautas, el cual muchos considerarían totalmente irreal, señala que la razón por la cual el proyecto HAARP funciona en Alaska es precisamente para monitorear, a través de la emisión de ondas, un hipotético portal espacio-tiempo presente en el interior de la Tierra que permite los viajes interestelares a través de agujeros de gusano (“atajos” virtuales entre dos puntos equidistantes del Universo).

Segùn esta polémica premisa, lo que los nazis sabían era que el Polo Norte y el Polo Sur son las puertas de salida y entrada respectivamente, de un agujero de gusano que pasaría por el centro de nuestro planeta y que permitiría a las naves espaciales (tanto terrestres como alienígenas) llegar a la Tierra y salir de ella sin tener que hacer un recorrido kilómetro a kilómetro por el espacio. Tal portal estaría conectado con la estrella Vega.
http://misteriodesconoci2.wordpress.com/2014/01/06/6798

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