EL MISTERIO DE STONEHENGE
Stonehenge es un monumento prehistórico localizado en el Reino Unido, a 8 km de la ciudad de Salisbury. De acuerdo con los estudios de algunos arqueólogos, fue realizado en tres fases separadas entre sí por casi 1.400 años. El comienzo de la construcción debió de ser hacia el 3100 a. C., con la demarcación del círculo exterior de 110 m de diámetro, hecho en arcilla o yeso de origen marino. La colocación de las enormes piedras se efectuó por primera vez hacia el 2200 a. C. con rocas de más de 4m, altura, 2 m de ancho, 1 m de grueso y 25 toneladas de peso.
Stonehenge es un monumento prehistórico localizado en el Reino Unido, a 8 km de la ciudad de Salisbury. De acuerdo con los estudios de algunos arqueólogos, fue realizado en tres fases separadas entre sí por casi 1.400 años. El comienzo de la construcción debió de ser hacia el 3100 a. C., con la demarcación del círculo exterior de 110 m de diámetro, hecho en arcilla o yeso de origen marino. La colocación de las enormes piedras se efectuó por primera vez hacia el 2200 a. C. con rocas de más de 4m, altura, 2 m de ancho, 1 m de grueso y 25 toneladas de peso.
Lo interesante,
aparte de imaginarse cómo fueron levantadas las rocas y colocadas en
círculo, es que el origen de las mismas está a 30 km de distancia del
lugar, por lo que debieron ser transpor tadas por todo este trayecto.
Por aquella época se colocaron una 80 piedras azules en el centro del monumento, formando dos círculos, en los que había una entrada el Nordeste, en dirección al punto de solsticio de verano, o sea el punto por donde salía el Sol el 21 de Junio. Por causas que se desconocen, la construcción de estos círculos de piedras azules quedó interrumpida, quedando por colocar las piedras de la entrada, cuyos hoyos ya estaban excavados. Lo más probable es que alguna guerra con los pueblos que a fines del Neolítico ya poblaban las Islas Británicas, obligando a dejar abandonado el templo.
Posteriormente, Stonehenge pasó por diversas frases de renovación y construcción cuyas fechas son imposibles de precisar. No obstante se cree que unos 1.500 años antes de J. C. quedó terminado la forma que se ha conservado hasta nuestros días.
Primeramente se deslizó el círculo exterior de piedras azules y, en su lugar, se colocaron los menhires y dinteles de sersen. Dentro de este círculo se erigió la herradura de trilitos.
¿Santuario astronómico?
La utilidad astronómica de Stonehenge para sus constructores sigue siendo un misterio. Se ha pretendido, no obstante, que se usaba como observatorio práctico, es decir, que sus piedras y dinteles estaban colocados de manera que se pudiera seguir el curso del Sol en el cielo y, por lo tanto, marcar el principio de las correspondientes estaciones. Algunos sabios han creído incluso que gracias a Stonehenge se podían conocer las fases de la luna y los eclipses de Sol.
Lo cierto es que si uno se coloca en el centro del monumento y mira en dirección a una piedra denominada Heel Stone (piedra del Tacón), ve en seguida que la cima de esta piedra coincide con el horizonte, y si para ello se escoge el día del solsticio del verano, 21 de junio, el Sol sale casi justo por encima de la piedra. ¿Una casualidad? ¿Una prueba del uso del santuario?.
El problema fue determinar si la piedra del tacón había sido emplazada en aquel lugar precisamente para que su cúspide coincida con el Sol naciente en determinado momento del año. Después de laboriosos cálculos astronómico se llegó a la conclusión de que el Sol debía aparecer por la avenida central y exactamente en lo alto de la piedra en el año 1840 antes de J. C., fecha en que coincide más o menos con la fundación de Stonehenge, por lo que debe darse por cierto que este santuario estaba estrechamente ligado a la observación del Sol. Quizá el futuro nos reserve la revelación de nuevos detalles y misterios.
Otros arqueólogos e historiadores pretenden, a pesar de no ser posible, que fueron los druidas, sacerdotes celtas, los creadores. No obstante, parece ser que éstos lo utilizaron durante muchos años para rendir culto al Sol, religión difundida por entonces entre los pueblos del continente europeo. Esta creencia está muy extendida en Gran Bretaña, habiéndose llevado a cabo modernamente festejos de tipo druita, en Stonehenge, en el solsticio del verano.
Tampoco falta quien niegue rotundamente que los pueblos de la cerámica campaniforme fueran los constructores de Stonehenge, principalmente porque carecían de la suficiente imaginación para crear una cosa de tal naturaleza. Lo más probable, entonces, es que esos pueblos encontraran el monumento ya levantado y lo aprovecharan para el culto a sus dioses, igual a lo que hicieron posteriormente los druidas. Pero si aceptamos esta teoría nos quedamos con el gran misterio: ¿quién construyó Stonehenge?
Realmente, aunque no queremos, hemos de reconocer que ese monumento es tan extraordinario por la época y lugar de aparición, que no podemos dejar de relacionarlo con civilizaciones más avanzadas que los pueblos de la cerámica campaniforme. ¿Pero qué civilizaciones?. Este es el gran enigma, pues no encontramos ninguna a la cual atribuirle ese monumento. Y la conclusión final es todavía más sorprendente: ¿seres de otro mundo?, ¿seres extraterrestres?. Podría ser una explicación, máxime por utilidad astronómica que parece tener, utilidad que no ha sido nunca bien explicada, quizá porque siempre se ha buscado en las creencias de los pueblos de la cerámica campaniforme y no en las posibilidades de civilizaciones extraterrestres.
Otro hecho intrigante es que todos los monumentos y construcciones enigmáticos de las civilizaciones desaparecidas de Europa y América estén dedicadas al Sol. ¿Hay en común entre la misteriosa civilización que construyó Stonehenge y la que parece haber dejado su sabiduría en los antiguos egipcios, aztecas y mayas? ¿Sirven sus monumentos más como un observatorio guía para extraños viajes, quizá siderales, que para templos de adoración?. Esperamos que las modernas investigaciones sobre OVNIS den un poco de luz sobre tantos misterios.
Hoy día, este enigmático monumento megalítico está bajo la protección especial del Estado, que se ha cuidado de restaurarlo en las partes más importantes, utilizando potentes grúas para levantar algunos menhires y colocar los pesados dinteles de sersen, en un loable esfuerzo para impedir que desaparezca ese santuario que nos habla de las civilizaciones que nos han precedido y que han desaparecido en la noche del tiempo junto con su sabiduría religioso-atronómica.
Por aquella época se colocaron una 80 piedras azules en el centro del monumento, formando dos círculos, en los que había una entrada el Nordeste, en dirección al punto de solsticio de verano, o sea el punto por donde salía el Sol el 21 de Junio. Por causas que se desconocen, la construcción de estos círculos de piedras azules quedó interrumpida, quedando por colocar las piedras de la entrada, cuyos hoyos ya estaban excavados. Lo más probable es que alguna guerra con los pueblos que a fines del Neolítico ya poblaban las Islas Británicas, obligando a dejar abandonado el templo.
Posteriormente, Stonehenge pasó por diversas frases de renovación y construcción cuyas fechas son imposibles de precisar. No obstante se cree que unos 1.500 años antes de J. C. quedó terminado la forma que se ha conservado hasta nuestros días.
Primeramente se deslizó el círculo exterior de piedras azules y, en su lugar, se colocaron los menhires y dinteles de sersen. Dentro de este círculo se erigió la herradura de trilitos.
¿Santuario astronómico?
La utilidad astronómica de Stonehenge para sus constructores sigue siendo un misterio. Se ha pretendido, no obstante, que se usaba como observatorio práctico, es decir, que sus piedras y dinteles estaban colocados de manera que se pudiera seguir el curso del Sol en el cielo y, por lo tanto, marcar el principio de las correspondientes estaciones. Algunos sabios han creído incluso que gracias a Stonehenge se podían conocer las fases de la luna y los eclipses de Sol.
Lo cierto es que si uno se coloca en el centro del monumento y mira en dirección a una piedra denominada Heel Stone (piedra del Tacón), ve en seguida que la cima de esta piedra coincide con el horizonte, y si para ello se escoge el día del solsticio del verano, 21 de junio, el Sol sale casi justo por encima de la piedra. ¿Una casualidad? ¿Una prueba del uso del santuario?.
El problema fue determinar si la piedra del tacón había sido emplazada en aquel lugar precisamente para que su cúspide coincida con el Sol naciente en determinado momento del año. Después de laboriosos cálculos astronómico se llegó a la conclusión de que el Sol debía aparecer por la avenida central y exactamente en lo alto de la piedra en el año 1840 antes de J. C., fecha en que coincide más o menos con la fundación de Stonehenge, por lo que debe darse por cierto que este santuario estaba estrechamente ligado a la observación del Sol. Quizá el futuro nos reserve la revelación de nuevos detalles y misterios.
Otros arqueólogos e historiadores pretenden, a pesar de no ser posible, que fueron los druidas, sacerdotes celtas, los creadores. No obstante, parece ser que éstos lo utilizaron durante muchos años para rendir culto al Sol, religión difundida por entonces entre los pueblos del continente europeo. Esta creencia está muy extendida en Gran Bretaña, habiéndose llevado a cabo modernamente festejos de tipo druita, en Stonehenge, en el solsticio del verano.
Tampoco falta quien niegue rotundamente que los pueblos de la cerámica campaniforme fueran los constructores de Stonehenge, principalmente porque carecían de la suficiente imaginación para crear una cosa de tal naturaleza. Lo más probable, entonces, es que esos pueblos encontraran el monumento ya levantado y lo aprovecharan para el culto a sus dioses, igual a lo que hicieron posteriormente los druidas. Pero si aceptamos esta teoría nos quedamos con el gran misterio: ¿quién construyó Stonehenge?
Realmente, aunque no queremos, hemos de reconocer que ese monumento es tan extraordinario por la época y lugar de aparición, que no podemos dejar de relacionarlo con civilizaciones más avanzadas que los pueblos de la cerámica campaniforme. ¿Pero qué civilizaciones?. Este es el gran enigma, pues no encontramos ninguna a la cual atribuirle ese monumento. Y la conclusión final es todavía más sorprendente: ¿seres de otro mundo?, ¿seres extraterrestres?. Podría ser una explicación, máxime por utilidad astronómica que parece tener, utilidad que no ha sido nunca bien explicada, quizá porque siempre se ha buscado en las creencias de los pueblos de la cerámica campaniforme y no en las posibilidades de civilizaciones extraterrestres.
Otro hecho intrigante es que todos los monumentos y construcciones enigmáticos de las civilizaciones desaparecidas de Europa y América estén dedicadas al Sol. ¿Hay en común entre la misteriosa civilización que construyó Stonehenge y la que parece haber dejado su sabiduría en los antiguos egipcios, aztecas y mayas? ¿Sirven sus monumentos más como un observatorio guía para extraños viajes, quizá siderales, que para templos de adoración?. Esperamos que las modernas investigaciones sobre OVNIS den un poco de luz sobre tantos misterios.
Hoy día, este enigmático monumento megalítico está bajo la protección especial del Estado, que se ha cuidado de restaurarlo en las partes más importantes, utilizando potentes grúas para levantar algunos menhires y colocar los pesados dinteles de sersen, en un loable esfuerzo para impedir que desaparezca ese santuario que nos habla de las civilizaciones que nos han precedido y que han desaparecido en la noche del tiempo junto con su sabiduría religioso-atronómica.